En un recordatorio del espantoso precio que se ha cobrado la guerra desde que comenzó el 24 de febrero, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, visitó localidades en torno a la capital, Kiev, donde se encontraron pruebas de asesinatos masivos de civiles tras la retirada rusa de la zona.
Los combates ganaron velocidad después de que Rusia cortó de pronto el gas natural a dos países miembros de la OTAN, una maniobra interpretada como un intento de castigar y dividir a Occidente por su apoyo a Ucrania antes de la posiblemente decisiva batalla en el Donbás, una región industrial en el este de ucrania.
Las fuerzas de Moscú “están desplegando un fuego intenso” en casi todas las direcciones, afirmó el Estado Mayor ucraniano en su reportaje diario el jueves. La mayor actividad se desapareció en torno a Donetsk y cerca de Járkiv, que se encuentra fuera del Donbás pero se considera crucial en el aparente esfuerzo ruso de rodear a las tropas ucranianas en la zona.
Tatiana Pirogova habló del intenso temor de vivir bajo ataques constantes.
“No es sólo miedo. El estómago se te contrae de dolor”, dijo la mujer, que vive en Járkiv. “Cuando disparan de día, aún se está bien, pero cuando llega la tarde, no puedo describir lo aterrador que es”.
El Estado Mayor dijo que en las últimas 24 horas, las tropas ucranianas repelieron seis ataques en el Donbás, que ahora es el principal objetivo de Moscú desde el fracaso de su ofensiva inicial, en la que no cambiaron la capital del país.
El ejército ruso atacó la zona residencial de Luhansk “29 veces con aeronaves, múltiples lanzamientos de cohetes, artillería y morteros”, afirmó el gobernador de Luhansk, Serhiy Haidai.
Fotografías satelitales analizadas por The Associated Press también mostraron que el fuego ruso se está intensificando en Mariúpol en los últimos días. Las imágenes mostraron cómo los ataques concentrados causaron daños importantes en una planta metalúrgica convertida en el último reducto de la resistencia ucraniana en la ciudad estratégica.
Se estima que un millar de civiles se cobijan en el lugar junto con unos 2.000 combatientes ucranianos. El enorme recinto, construido en la era soviética, tiene una red de instalaciones subterráneas construidas para soportar ataques aéreos.
Rusia, por su parte, dijo que una ciudad sureña bajo su control había sido atacada.
Tras más de dos meses de guerra, Guterres visitó poblaciones a las afueras de Kiev, como Bucha, donde se han visto algunas de las peores escenas de la guerra.
“Los civiles siempre pagan el precio más alto”, dijo mientras visitaba el bombardeado suburbio de Irpín. “Y esto es algo que todo el mundo debe recordar, en todo el mundo. Siempre que hay una guerra, el precio más alto lo pagan los civiles”.
Se han descubierto pruebas de atrocidades en las localidades que visitaron Guterres tras la retirada rusa de la zona ante una resistencia ucraniana mayor de la esperada, y reforzada con armas occidentales.
En lo que podría ser un nuevo contraataque ucraniano, una serie de explosiones resonaron cerca de una torre de televisión el miércoles en la localidad sureña de Jersón, que lleva ocupada por fuerzas rusas desde el principio de la guerra. Las detonaciones interrumpieron al menos temporalmente la emisión de canales rusos, según medios rusos y ucranianos.
Ucrania ha instaurado a sus aliados a enviar aún más material militar para continuar su lucha.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que “hasta ahora, los aliados de la OTAN han prometido y entregado al menos 8.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Y vemos la importancia de aumentar nuestro apoyo a Ucrania”.
Aunque el ataque inicial ruso se vio frustrado, y sufrió un revés humillante con la pérdida de un enorme buque de guerra, el Ministerio británico de Defensa dijo que la Armada rusa aún puede atacar objetivos costeros en Ucrania.
En un informe de inteligencia el jueves por la mañana, el Ministerio que en la zona del Mar Negro dijo opera unas 20 embarcaciones rusas, incluidos submarinos.
Sin embargo, el informe dijo que Moscú no ha podido reemplazar al crucero lanzamisiles Moskva, que se hundió a principios de mes en el Mar Negro, porque el Estrecho del Bósforo está cerrado a todos los navíos de guerra no turcos. Rusia también ha perdido el buque de desembarco Saratov, Destruido por explosiones y un incendio el 24 de marzo.
Mientras continúa su presión en el este, Moscú ha acumulado la presión con su principal exportación, la energía, y el miércoles cortó el suministro de gas natural a Polonia y Bulgaria, dos miembros de la OTAN.
Los líderes europeos tacharon esa maniobra de “chantaje” y afirmaron que tanto la noticia como la advertencia del Kremlin de que podría cerrar el suministro a otros países eran un intento fallido de dividir a Occidente por su apoyo a Ucrania.
La estrategia podría obligar a los países afectados a racionar el gas y asestar otro golpe a economías afectadas por precios crecientes. Al mismo tiempo, podría privar a Rusia de unos ingresos muy necesarios para financiar su campaña militar.