Para las personas que perdieron sus casas a causa de los tornados que devastaron el sur de Estados Unidos, no hubo abrazos reconfortantes de los voluntarios ni se estrecharon manos con políticos. No hay albergues de la Cruz Roja para las familias sin hogar, que en lugar de eso se hospedan en habitaciones de hoteles para evitar grandes conglomeraciones.
La respuesta al desastre refleja cómo la pandemia del coronavirus ha cambiado las labores de recuperación: los trabajadores todavía intentan proveer todo el confort que pueden, pero desde la distancia.
Pocas horas después de los tornados, que comenzaron el domingo, grupos de iglesias salieron a las comunidades afectadas, y a los voluntarios bautistas del sur les pidieron evitar tomarse de las manos cuando oraran, dijo Sam Porter, director de ayuda del credo de casi 15 millones de miembros. Tampoco se permiten los abrazos.
“Hablas de un cambio muy brusco en los procedimientos”, dijo Porter el martes. “Es agonizante. Jesús tocó a las personas a lo largo de todo su ministerio. Nos hizo seres emocionales. Pero intentamos apegarnos a las normas”.
Unas 550 personas en cuatro estados estaban alojadas en cuartos de hotel pagados por la Cruz Roja, ya que los grandes albergues no eran una opción durante la pandemia, dijo Brad Kieserman, vicepresidente de la organización.
Las personas son alimentadas con comidas preparadas entregadas a sus hoteles en lugar de en comedores comunitarios, agregó, y los empleados usaban mascarillas, guantes y otro equipo cuando atendían a personas afectadas por las tormentas. Otras agencias toman medidas similares, agregó.
“Qué irónico es que precisamente lo que podría unir a las personas y unir a las comunidades es la condición en la que debemos permanecer a 6 pies (2 metros) de distancia”, dijo Kieserman.
El total de muertes por las tormentas subió a por lo menos 34 después que los funcionarios anunciaron que una doceava persona murió en Mississippi. El gobernador Tate Reeves, que visitó las zonas afectadas, dijo que la pandemia empeoraba una situación que ya era mala.
“El hecho de que existen los coronavirus complica la recuperación del tornado, mientras que los tornados complican nuestras tareas para asegurar que hacemos todo en nuestro poder para detener la propagación del virus”, dijo Reeves durante una escala en la localidad de Soso. “Es excepcionalmente complicado y difícil para todos nosotros”.