El papa Francisco lleva el viernes la Jornada Mundial de la Juventud a menores infractores en Panamá que no pueden participar en el festival de fe de la Iglesia Católica, en su primer contacto con la periferia que el pontífice tanto pregona.
Francisco celebrará una misa especial en el centro de detenciones Las Garzas, el principal penal juvenil de Panamá. El papa argentino escuchará confesiones de los reclusos en confesionarios que los propios detenidos construyeron.
Es todo parte de la convicción del papa de que los prisioneros merecen la misma dignidad que el resto de las personas, además de esperanza.
Desde la madrugada, varias personas se apostaron en un tramo que el papa recorrerá en papamóvil hasta el centro carcelario y que le permitirá tener un contacto con una de las zonas pobres de las afueras de la capital de este país centroamericano con el canal interoceánico y con el mayor crecimiento económico en América Latina en la última década.
Una multitud gritaba y levantaba banderas de la jornada cuando el papa hizo la transición de un auto sedan cerrado al papamóvil. Allí, en ese punto a la entrada de Las Garzas, el papa se detuvo y saludó a la gente.
“No puedo creerlo, el papa visitándonos aquí”, dijo Margarita Castillo, una jubilada de 71 años. “¡Que venga también a vernos los que no podemos ir a la capital! ¡Gracias papa!”, agregó, llorando.
Desde el papamóvil el papa podrá ver a un sector del este panameño con casas de zinc y madera destartaladas.