El partido del canciller Olaf Scholz anunció el lunes que no ve necesidad de cambiar el enfoque hacia la guerra en Ucrania, pese a sufrir una clara derrota en elecciones en el estado más poblado de Alemania.
El principal partido de la oposición alemana, la Unión Demócrata Cristiana de centro derecha, obtuvo el 35,7% de los votos y ganó las elecciones del domingo en el estado de Renania del Norte-Westfalia. El partido se situó nueve puntos por delante de los socialdemócratas de Scholz, a pesar de que se esperaba una carrera más reñida en lo que durante mucho tiempo fue un bastión de la centroizquierda.
Una combinación de factores locales y nacionales parece haber conducido al resultado, que se produjo con una débil participación de sólo el 55,5% en un estado de casi 18 millones de habitantes. El líder nacional de la UCD, Friedrich Merz, argumentó que la política exterior y de seguridad desempeñó un papel importante y que fue “decididamente negativa” para el partido de Scholz.
Scholz declaró en febrero que la invasión rusa de Ucrania marcaba un “punto de inflexión” y anunció un gran aumento del gasto militar. El gobierno alemán rompió con la tradición y suministró armas a Ucrania, pero el canciller se enfrentó a las críticas de la oposición y de parte de su propia coalición por dudar inicialmente en el envío de armas pesadas y por parecer a veces indeciso.
Sin embargo, el colíder de los socialdemócratas, Lars Klingbeil, dijo el lunes que “no hay necesidad de cambiar nada”.
Señaló que vio un claro apoyo durante la campaña a la política de “entrega de armas pero también de sopesar las cosas, de no cerrar el grifo del gas de la noche a la mañana para no poner en peligro los puestos de trabajo en un estado industrial como Renania del Norte-Westfalia”.
Pero admitió que el partido debe comunicar mejor lo que hace por los votantes de a pie.
“La política del gobierno ha dejado claro que estamos al lado de Ucrania sin peros, pero hemos permitido que se hable demasiado de la entrega de armas y muy poco del aumento del coste de la vida y de la subida de los precios de la energía”, añadió Klingbeil.