La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos no sólo tendrá un impacto en la vida de los habitantes del país norteamericano sino también en el fútbol. Es que, durante su primera gestión presidencial, Trump fue una parte vital para que Estados Unidos -en conjunto con México y Canadá- pueda organizar el Mundial 2026 y, ahora, la implementación de posibles políticas migratorias en su segunda gestión podrían generar, cuanto menos, rispideces con la FIFA.
Concretamente, el primer mandato de Donald Trump (2017-2021) comenzó con la Orden Ejecutiva 13769, un decreto presidencial controversial con el que se vetó la entrada al país de toda persona con pasaporte de Libia, Irán, Irak, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. En paralelo, el discurso inflamatorio contra países como México, El Salvador, Honduras, Haití y Venezuela poco hizo para calmar las aguas. Sabido es que la FIFA se opone a las políticas de fronteras cerradas y requiere la libre circulación en los países que organizan sus torneos, por lo que un inicio similar para la segunda gestión del empresario podría ser un punto de conflicto.
En 2017, Victor Montagliani, presidente de Concacaf, declaró ante As su preocupación por las políticas de Trump y el daño que podrían ocasionarle a la entonces incipiente candidatura: “Estamos preocupados por las políticas migratorias de Estados Unidos. Éste siempre es un tema difícil a tratar en un país que albergue cualquier evento“. Asimismo, Aleksander Ceferin, presidente de UEFA, había hecho eco de sus declaraciones en diálogo con The Guardian: “Si los jugadores no pueden ir allí por decisiones políticas o populistas, el Mundial no se puede jugar allí. Y esto es igual para los aficionados y los periodistas, por supuesto. Tendrían que poder acudir al evento, independientemente de su nacionalidad“.
Gianni Infantino, presidente de FIFA, supo también marcarle la cancha a Trump días después de la oficialización del polémico decreto, al insistir con que “cualquier equipo, incluidos los hinchas y funcionarios, que se clasifique, necesita tener acceso al país“. ¿Y si esto no era posible? “Entonces, no hay Copa del Mundo“, añadió. Semejante presión derivó en una carta desde la administración Trump a la entidad que regula el fútbol mundial con la que desactivaron la cuestión: “El presidente está seguro de que todos los atletas, funcionarios y aficionados elegibles de todos los países del mundo podrían entrar en Estados Unidos sin discriminación“.
Por supuesto, la lejanía del torneo, sumado a la administración de Joe Biden luego de que Trump pierda en su primer intento de reelección, mitigaron la cuestión. Sin embargo, el retorno del neoyorquino a la Casa Blanca despertó nuevamente los temores, sobre todo porque el Mundial está prácticamente a la vuelta de la esquina.
Según el diario As, una disposición similar a aquel decreto sería incompatible con la concesión de permisos de entrada a aficionados, selecciones, staff y periodistas de los países en cuestión. De hecho, hoy Irán e Irák aparecen en buena posición en las Eliminatorias asiáticas (1° y 3° en sus respectivos grupos), mientras que Libia mantiene vivas sus chances en el Grupo D de las Eliminatorias africanas.