Según han indicado los expertos, los genes principales contienen errores, cambian su proteinas y alteran la forma en que se comportan.
Para convertir una célula sana en una cancerosa, se requieren errores genéticos y hay muchas formas de que esos errores se produzcan. La mayoría es por envejecimiento, pero también puede ser heredado, o por la luz del sol, radiación, tabaco y alcohol.
Sin embargo, lo preocupante es que incluso las personas con estilos de vida saludables pueden acumular estas fallas. Las células se dividen para crecer y repararse, haciendo copias de sí mismas para reemplazar las células viejas o para curar heridas. Para ello, una célula primero debe duplicar los 3.000 millones de letras de su ADN, y hacer esto sin cometer una sola equivocación es una tarea prácticamente imposible.
Según afirma una investigación de los científicos Douglas Hanahan y Robert Weinberg las características distintivas del cáncer comprenden seis capacidades biológicas adquiridas durante el desarrollo de múltiples etapas de tumores humanos.
Los distintivos constituyen un principio organizador para racionalizar las complejidades de la enfermedad. Incluyen: mantener la señalización proliferativa, evadir los medicamentos que le impiden el crecimiento, resistir la muerte celular, permitir la inmortalidad replicativa, inducir la angiogénesis y activar la invasión y la metástasis.
Detrás de estos distintivos se encuentra la inestabilidad del genoma, que genera la diversidad genética, que acelera su adquisición y la inflamación, que fomenta múltiples funciones de distintivo. El progreso conceptual en la última década ha agregado dos distintivos emergentes de generalidad potencial a esta lista: la reprogramación del metabolismo energético y la evasión de la destrucción inmune.
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