Los delfines empezaron a quedar varados en la tarde del pasado 24 de septiembre. Ante el extraño fenómeno, más de un centenar de voluntarios intentaron regresarlos mar adentro, pero tuvieron que abandonar la misión debido a que sus esfuerzos resultaban inútiles, puesto que los delfines regresaban una y otra vez a la orilla.
De los 163 cetáceos que se contabilizaron durante el varamiento masivo, 136 murieron. Miembros de la organización medioambientalista local BIOS dijeron no tener una explicación de lo ocurrido, aunque se han tomado muestras de decenas de cetáceos muertos para su análisis.
Para tratar de determinar la causa de ese fenómeno, veterinarios del Instituto de Sanidad Animal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (España) viajarán en las próximas semanas a Cabo Verde para hacer la necropsia de los animales.