Un fuerte flujo descendiente de agua está detrás de los llamados ‘dedos de sal’, una insólita cristalización de sal registrada hace varios años en el mar Muerto, según demostró un grupo de científicos. Los autores explicaron, por medio de un modelo matemático, cómo esta cristalización se propaga hacia el fondo.
El propio flujo es un proceso difícil de entender, porque las aguas cálidas de la superficie y las frías de las profundidades no se mezclarían fácilmente en condiciones normales. Antes de este estudio, encabezado por el estadounidense Raphael Ouillon, los investigadores no podían explicar cómo la sal podía desplazarse desde la capa superior del lago hacia el fondo.
La simulación numérica aplicada por el equipo señala al oleaje como responsable del fenómeno, combinado con la evaporación del agua de la superficie. Cuando el sol brilla sobre un lago hipersalado como es el mar Muerto, la capa superior de sus aguas se calienta más que las inferiores y más frías, algo que sucede igualmente en el océano.
El agua tibia se evapora de la superficie, lo que hace que la capa superficial de agua sea más salada que el resto del lago. Cualquier movimiento superficial empuja el agua con mayor salinidad hacia abajo, donde se enfría y descarga su contenido de sal, que sigue descendiendo ya en forma cristalizada.
De pocos milímetros a estructuras ramificadas
En esa fase se forman unos “pequeños dedos que son demasiado pequeños para poder ser observados, pero rápidamente interactúan a medida que se extienden y forman estructuras cada vez más grandes”, explicó el autor principal del estudio, el ingeniero Raphael Ouillon, de la Universidad de California en Santa Bárbara.
“Los dedos iniciales pueden tener solo unos milímetros o pocos centímetros de grosor, pero están en todas partes por toda la superficie del lago”, detalló el ingeniero y también participante de la investigación Eckart Meiburg. “Juntos, estos pequeños dedos generan una tremenda cantidad de flujo de sal”.
El equipo simuló en un modelo cómo es posible este proceso y aseguran que el resultado no solo les ayuda a comprender mejor la física del mar Muerto. También permite explicar la formación de grandes depósitos de sal gema, un mineral conocido también como halita, que se encuentran dentro de la corteza terrestre en distintos lugares.