Las autoridades de Irán han renunciado a la muestra habitual del material blindado, cañones, misiles, aviación y tropas distintas en la víspera del Día Nacional del Ejército. En lugar de ese recordatorio de su fuerza militar, optaron por rendir homenaje a aquellas personas —tanto militares como civiles— que luchan en estos días contra la pandemia del coronavirus.
Camiones y todoterrenos de desinfección, personal, camillas, equipamiento médico y hospitales móviles instalados sobre las plataformas remolcadas han sido parte central del desfile. También la Policía y los militares, vestidos como doctores y enfermeros, sustituyeron toda clase de material bélico y formaciones armadas que salen anualmente a la misma plaza de Teherán. Este año la columna marchó bajo el lema: “Defensores de la patria, ayudantes de la salud”.
El evento transcurrió ‘a puerta cerrada’, sin las multitudes que suelen ser testigos de los desfiles militares, en presencia de una orquesta militar, varios camarógrafos, algunos altos cargos del Ejército y un ayatolá, todos con las mascarillas médicas puestas.
“Debido a los protocolos sociales y de salud, no es posible organizar un desfile de soldados”, aseguró en un mensaje el presidente Hasán Rohaní. “El enemigo ahora está oculto y los médicos y las enfermeras están en primera línea del campo de batalla”.
Irán es la nación más afectada por la pandemia en Oriente Medio y ha acumulado un balance de muertos de los más altos del mundo: cerca de 5,000 personas. Los casos confirmados de la infección por coronavirus rondan 80,000, aunque un informe parlamentario publicado esta semana alertó que el número de contagiados podría ser hasta diez veces mayor que las cifras oficiales.
A principios de este mes, Irán destapó su Fondo de Desarrollo Nacional para luchar contra la pandemia. Mientras tanto, las autoridades consideran de ‘bajo riesgo’ empresas como tiendas, fábricas y talleres, las cuales permanecerán cerradas en Teherán solo hasta este sábado. En el resto del país ya se reabrieron el 11 de abril.