El legendario jugador de la NBA le dio una lección deportiva y de vida a la joven promesa, Corey Benjamin.
Fue un día de noviembre de 1999 cuando Michael Jordan volvió a pisar la cancha de entrenamiento de los Chicago Bulls, con el objetivo de poner en su lugar a la nueva figura de su antiguo equipo. La legendaria estrella de la NBA llevaba casi un año lejos del básquetbol luego de su segundo retiro, por eso su aparición llamó la atención de sus excompañeros, que estaban en plena práctica.
Si bien se mostraron sorprendidos, todos sabían en realidad que “MJ” estaba ese día ahí para enseñarle una lección a Corey Benjamin, la flamante contratación del equipo de la “ciudad del viento”. El joven basquetbolista había llegado a los Bulls tras una brillante carrera universitaria con Oregon State.
Pero aunque Benjamin era un excelente jugador, tenía un problema: hablaba de más. Días antes de la aparición de “His Airness” en la práctica había dicho frente a todos: “Michael Jordan no tiene ninguna posibilidad de ganarme en un 1 vs 1. Hizo bien en retirarse antes de que llegara yo”.
Jordan se enteró gracias a su amigo Randy Brown, quien ahora compartía camarín con Benjamin. Por eso con solo llegar al gimnasio MJ se acercó al novel jugador y le pasó el balón: “Uno contra uno”, le dijo.
El resto del plantel de Chicago tomó asiento y se acomodó para ver nuevamente a Jordan en acción, esta vez ante el novato que lo había desafiado. “His Airness” se puso rápidamente en ventaja ante un incrédulo Benjamin y la risa del resto de los jugadores, quienes se sumaron a la humillación ofreciéndole agua y un descanso a su compañero, recordó el sitio The Sports Column.
Jordan vencía 8-3 en canastas cuando comenzó, ya no solo con jugadas, sino que con palabras, a poner en su lugar a Corey. “Voy a ir por ahí, para que sepas. Vamos, sígueme”, le decía Michael a su contrincante, que ni siquiera con indicaciones lograba frenar los ataques de “MJ”.
“Tú llegas, yo enseño”, continuó diciendo el retirado jugador. Jordan continuó con las palabras: “Podríamos estar así todo el día, no hay nada que puedas hacer. ¡Mira a tu alrededor! ¡Dime qué ves!”, le gritaba a Benjamin, apuntando a los banderines con títulos que los Bulls habían ganado con Michael en la cancha.
“No me llames del retiro para hacer esto de nuevo”, fue lo último que dijo Jordan antes de mandar a Corey a tomar asiento junto al resto de sus compañeros que miraban perplejos la demostración de la leyenda.
Fue así como Corey Benjamin ese día aprendió que hay que mantener la boca cerrada si no quieres que el mejor de la historia te humille.
Foto: Wikipedia.