Wang Junzhong, de 70 años, leía el editorial del Global Times, la acérrima voz nacionalista del Partido Comunista gobernante. El titular leía: “Para salvaguardar la soberanía nacional y la seguridad, las fuerzas armadas chinas se atreven a mostrar el espíritu de la espada”.
Después de semanas de retórica amenazante, China mostró ese espíritu, pero se abstuvo de cualquier enfrentamiento militar directo con Estados Unidos por la visita a Taiwán de una política de alta jerarquía: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
En cambio, optó por realizar una demostración de fuerza, mediante ejercicios militares con aviones de combate en el aire y naves en alerta por emergencias simuladas mientras Pelosi, desafiando las advertencias de Beijing, volaba a Taiwán en un avión del gobierno estadounidense el martes por la noche.
El no haber impedido la visita de Pelosi a Taiwán —una isla autónoma que China reclama como territorio propio— decepcionó a algunos chinos emocionados por los duros pronunciamientos del gobierno antes de la visita, pero Wang, de mangas y pantalones largos a pesar del tiempo bochornoso , se mostró comprensivo.
“Si a China no le importara su gente, podría haber dado el paso y usar la fuerza”, opinó. “Si a China le importa su gente, está bien ser tolerante por ahora. No es mucho lo que podemos hacer. Creo que los líderes se enfrentaron a un dilema”.
Imponer su control sobre Taiwán, una isla de 23 millones de personas a escasos 160 kilómetros (100 millas) de la costa oriental, es un objetivo de larga data del Partido Comunista. Sus dirigentes dicen que Taiwán es parte de China y que Estados Unidos y otros países no tienen derecho a entrar en un asunto interno.
Estados Unidos no reconoce a Taiwán como nación, pero mantiene relaciones informales y lazos de defensa con su gobierno. Esto desagrada a China que, sin embargo, no quiere verso en una guerra con Estados Unidos, aunque ha sumado portaaviones y armas de tecnología de punta a sus arsenales.
“China y Estados Unidos se necesitan en comercio y otros aspectos”, comentó por su parte el estudiante universitario Song Ao, de 21 años. “Creo que debemos ejercer presión en respuesta a la visita de Pelosi a Taiwán, pero no pelear”.