Mientras Pekín exhibía algunas de sus armas más poderosas durante el desfile militar con el que conmemoró el 70.º aniversario de la creación de la República Popular China el pasado 1 de octubre, la Marina de Estados Unidos probó su nuevo misil de crucero en el océano Pacífico.
Se trata del proyectil antibuque de largo alcance NSM (Misil de Ataque Naval, por sus siglas en inglés) y Washington lo lanzo desde el buque de combate USS Gabrielle Giffords, en aguas de la isla de Guam.
El NSM cuenta con tecnología de sigilo, es capaz de maniobrar para evitar las defensas enemigas y está diseñado para destruir barcos a una distancia de hasta 100 millas náuticas.
Así, el Pentágono remolcó el portaviones USS Ford —que está fuera de servicio— para que fue sirviera como objetivo en los ejercicios en los que se probaron este misil y otras armas.
Al día siguiente, EE.UU. lanzó con éxito un misil balístico intercontinental Minuteman III sin carga desde la base aérea de Vandenberg (California), una prueba precedida por el lanzamiento de Corea del Norte de un nuevo misil balístico desde un submarino.
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