El incendio ha arrasado cientos de kilómetros cuadrados, destruido 170 viviendas y amenaza con causar más destrozos.
De martes a miércoles, el incendio creció a 647 kilómetros cuadrados (250 millas cuadradas) y los equipos de bomberos han logrado contener apenas el 20% de su perímetro. Las autoridades vaticinan que los fuertes vientos el miércoles aproximarán las llamas a Las Vegas, un poblado de 13.000 habitantes.
El alcalde de Las Vegas, Louie Trujillo, reconoció que las densas columnas de humo y el ruido de las avionetas hidrantes pueden ser molestos, pero le aseguró a la población que los equipos están haciendo todo a su alcance para apagar las llamas.
“Si el fuego pasa la barrera podremos defender nuestra ciudad, así que es importante que la ciudadanía sepa que no estamos simplemente sentados esperando a que pase algo”, expresó el alcalde la noche del martes.
La gobernadora de Nuevo México,
Michelle Lujan Grisham le pidió al presidente Joe Biden que declare zona de desastre para permitir el envío de ayuda federal.
Lujan Grisham, tras firmar el pedido, expresó esperanzas de que ello ayudará con las tareas de recuperación. Dijo que era crucial hacer el pedido ahora en vez de esperar a que se extingan las llamas.
Añadió que unas 15.500 viviendas están bajo órdenes de evacuación y que la cantidad de viviendas destrozadas probablemente aumentará una vez que la situación se normalice y las cuadrillas de rescate puedan ir a las zonas afectadas para evaluar los daños.
“Hay familias que no saben lo que va a pasar mañana”, declaró Lujan Grisham. “Hay familias que están tratando de cuidar a sus hijos, que están tratando de conseguir atención médica, que no saben cómo van a subsistir. Y las hay en cada comunidad, y seguro se sienten como que están solas”.