El gobierno de Andrés Manuel López Obrador apoyará a Petróleos Mexicanos (Pemex) con 5.500 millones de dólares procedentes de aportes líquidos, reducción de la carga fiscal, capitalización y dinero procedente de los ingresos esperados por el combate al robo de combustible.
Además se ha comprometido a incrementar la inversión sobre todo en aguas someras y en tierra, donde es más fácil y rápida la extracción de crudo, y a no contratar deuda nueva.
El plan, presentado el viernes por el presidente junto a la cúpula de Pemex y el titular de Hacienda, Carlos Arzúa, durante la conferencia de prensa matutina del mandatario, pretende fortalecer a la energética, que está sumida en una deuda acumulada desde 2013 de 43.800 millones de dólares, ha sufrido una fuerte caída en la producción y cuyos impuestos suponían una de las mayores vías de ingresos del Estado.
Además, el Ejecutivo no descarta medidas adicionales. “El gobierno de México va a apoyar de manera absoluta a Pemex de aquí en adelante”, garantizó Arzúa.
El director de Finanzas de la petrolera, Alberto Velázquez, especificó que la inyección de efectivo será de 1.800 millones de dólares, por capitalización entrarán otros 1.300 millones y por la reducción fiscal unos 800 millones de dólares. Además, se prevé que la estrategia contra el robo de combustible proporcione otros 1.600 millones.
Velázquez agregó que, además, se fortalecerá la política de inversión que este año ascenderá hasta casi 15.000 millones de dólares, un 36% más que en 2018, y aseguró que “después de 10 años Pemex no va a contratar deuda nueva”.
El director de la petrolera, Octavio Romero, explicó que el grueso de esas inversiones se destinarán a explotaciones en tierra y en aguas someras “donde tenemos petróleo y es muy fácil de extraer” con el objetivo de aumentar la producción, que ahora está en 1,7 millón de barriles diarios, la mitad de lo que se producía en 2004-2005.