La detención del vicepresidente de la Asamblea Nacional y los procesos judiciales contra otros nueve de sus miembros asestó un duro golpe a la oposición y ha dejado al cuerpo legislativo con limitaciones para operar en medio de la pugna con el gobierno de Nicolás Maduro.
Los riesgos que enfrenta ahora el Congreso fueron advertidos por el jefe del cuerpo, Juan Guaidó, quien acusó al gobierno de buscar el cierre del Legislativo, bastión de la oposición.
Guaidó reaccionó con dureza al arresto de su compañero en la dirección de la Asamblea Nacional, Edgar Zambrano, y advirtió que quien ordenó esa acción “tendrá que asumir las consecuencias de crímenes que no prescriben”.
La oposición venezolana en el exterior pidió a la comunidad internacional condenar el arresto de Zambrano y los procesos judiciales contra otros legisladores a los que consideró un intento de “silenciar la voz de los venezolanos”, declaró en Madrid Antonio Ecarri, embajador en España de Guaidó.
La Asamblea Nacional, de mayoría opositora, no ha definido cómo se reorganizará tras la detención de su vicepresidente y las acciones judiciales que enfrentan los diputados, algunos de los cuales han huido del país o se han refugiado en embajadas, lo que deja al Legislativo con limitaciones para alcanzar el quórum requerido para discutir y aprobar leyes.
El año pasado las autoridades arrestaron al diputado opositor Juan Requesens tras vincularlo con el atentado con drones que sufrió Maduro y a fines de abril también fue detenido por la policía política el diputado suplente Gilber Caro.
Zambrano, de 63 años, fue detenido la noche del miércoles por miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) -la policía política- cuando se encontraba en su camioneta frente a las oficinas de su partido, Acción Democrática, en el norte de Caracas. Tras negarse a abandonar el vehículo los funcionarios policiales utilizaron una grúa para trasladarlo a una de las sedes capitalinas del SEBIN.