Centenares de migrantes centroamericanos que entraron en México por su frontera sur en los últimos días han sido obligados a regresar a Guatemala por los soldados mexicanos, enviados a centros de detención o regresados a Honduras, dijeron el martes las autoridades. Un número desconocido logró escabullirse y continuaba viajando hacia el norte.
Desde el lado guatemalteco, indicaron que están proporcionando buses para que los migrantes hondureños regresen al país.
Tuvimos que movilizar algunos buses a la frontera para principiar a retornar gente y estamos pidiendo colaboración a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), tal y como nosotros habíamos anunciado que iba a suceder y les hicimos ver cuando llegaron a Guatemala, decidieron regresar”, expresó el mandatario, Alejandro Giammattei.
El transporte que se puso a disposición de los migrantes fue coordinado con el Ministerio de Gobernación a través de la Policía Nacional Civil (PNC) y el Sistema Penitenciario que priorizó el apoyo a la caravana.
Un contingente de miles de personas partió la semana pasada desde Honduras con la esperanza de que México les permitiera el paso, en un nuevo desafío a la estrategia del presidente Donald Trump de exigir a otros gobiernos que detengan el flujo de migrantes con destino a Estados Unidos.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo que 2.400 migrantes ingresaron legalmente al país el fin de semana. Alrededor de 1.000 solicitaron a México asistencia para regresar a sus países. El resto se encuentran detenidos mientras inician su proceso para pedir refugio en México u obtener permisos temporales de trabajo que los confinarían al sur del país.
El martes en la tarde, el hondureño Jesús, que sólo dio su nombre de pila, descansaba en un albergue con su esposa y su bebé en Tecún Umán, Guatemala, sin saber qué hacer ahora.
A nosotros no nos mantiene la política de ningún país. Si no trabajamos, no comemos, el maestro no nos da de comer, no mantiene a nuestros hijos”.
Las autoridades hondureñas dijeron que estaba prevista para el martes la llegada de 600 de sus ciudadanos en avión y autobús, y seguirían más en los próximos días.
Otros 1.000 migrantes habían intentado ingresar el lunes ilegalmente, vadeando el río Suchiate, y la mayoría fueron obligados a regresar o detenidos después, según las autoridades mexicanas.
La mayoría de los cientos de migrantes que estaban en territorio mexicano contiguo al río regresaron a Guatemala el lunes en la noche en busca de agua, alimentos y un lugar para dormir. El martes en la tarde, los primeros autobuses con aproximadamente 150 hondureños partieron de Tecún Umán para devolverlos a su país.
Las autoridades mexicanas no distribuyeron agua ni alimentos a quienes ingresaron ilegalmente, al parecer con el fin de desgastar a los migrantes.
Alejandro Rendón, jefe de departamento de la Secretaría de Bienestar Social, dijo que sus colegas repartían agua entre los migrantes que se entregaron o que fueron capturados por los agentes de migración, pero no entre quienes permanecían en la orilla del río porque hacerlo era peligroso para los trabajadores.
Acá no es prudente venir porque no podemos poner en riesgo la integridad de los compañeros”, afirmó.
México anunció en junio que había decidido desplegar a su nueva Guardia Nacional para hacer vigilar la inmigración y evitar los aranceles que Trump había amenazado imponerle.
El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó que, por medio del Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA), se trasladó a 181 personas a su país de origen: 113 hondureños (37 hombres, 35 mujeres, 22 niñas y 19 niños), y además, 68 salvadoreños (31 mujeres, 16 hombres, 11 niñas y 10 niños).
Según los datos oficiales recientes del IGM, de este martes, hay un estimado de 1.200 migrantes en la frontera de Tecún Umán.