El índice de precios de los alimentos de la FAO, encargado de monitorear los precios internacionales de los productos alimenticios más comercializados, contabilizó un promedio de 94,2 puntos durante el mes pasado, una situación que provocó un aumento del 1,2 por ciento desde junio y cerca de un 1 por ciento más que en julio del año pasado.
De este modo, el índice de precios de los aceites vegetales creció un 7,6 por ciento respecto a junio para alcanzar su nivel más alto durante los últimos cinco meses. El alza se debió a un aumento en las cotizaciones internacionales de los principales aceites motivados por, en el caso del aceite de palma, una probable desaceleración de la producción, reactivación de la demanda mundial de importaciones y la prolongada escasez de la mano de obra migrante.
A esta alza se le ha de sumar la del 3,5 por ciento en el índice de los productos lácteos que afectó a todo a su gama de productos como la mantequilla, el queso y la leche, incluida la comercializada en polvo.
Otro de los índices de precios afectado fue el del azúcar que subió un 1,4 por ciento ya que las elevadas cifras de la molienda/trituración de azúcar en Brasil solo atenuaron parcialmente los efectos de la subida de los precios de la energía y las perspectivas de reducción de la producción de azúcar en Tailandia, afectada por una grave sequía.
La carne, cotiza a la baja
En cambio, el índice de precios de la carne disminuyó un 1,8 por ciento durante julio. La cotización de la carne de cerdo y de bovino bajó “debido a que el volumen de la demanda mundial de importaciones se mantuvo por debajo de las disponibilidades exportables, a pesar de las perturbaciones ocasionadas en el sector por el coronavirus en las principales regiones exportadoras”.
Sin embargo, los precios de la carne de aves de corral crecieron debido a la disminución de la producción en Brasil provocada por los altos costos de los piensos y la preocupación acerca de la futura demanda.