Ni el terror que siembran las pandillas y los narcotraficantes, menos los militares y las cercas de púas en la frontera sur de Estados unidos, hicieron desistir a hondureños que siguen saliendo diariamente 300 por la frontera con Guatemala, según expertos.
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- Foto de archivo de una persona intentando trepar el muro fronterizo entre la localidad mexicana de Nogales y Arizona en Estados Unidos, mayo 1 2010. El plan de Estados Unidos para construir un muro en su frontera sur causó protestas en México y dividió a los estadounidenses cuando fue aprobado en una ley en el 2006, pero el tema quedó ensombrecido a raíz de la recesión económica del año pasado.
REUTERS/Alonso Castillo
Según empresarios de transporte, todas las noches salen hasta siete buses con más de 30 personas hacia la frontera con Guatemala.
Unos inician su travesía mientras otros hondureños son deportados.
Un joven de 18 años, contó lo que vivió. “A mí me agarraron en Houston, Texas, y me llevaron al Paso de donde me deportaron”. “Aquí (Honduras) no se puede vivir, querían que me metiera a la pandilla del barrio 18 en la colonia Rivera Hernández, de San Pedro Sula, y por esa razón migré. Además denunció que unos 300 llegaron al aeropuerto de San Pedro Sula, encadenados de pies, cintura y manos como peligrosos delincuentes.
Otra persona relató: “Me engañaron, todo el mundo decía que la pasada para Estados unidos con niños era fácil, pero no fue así, ahorita cambió la ley, es mentira, no dan asilo por ir con niños”, dijo uno de los deportados que llegó junto a sus siete hijos.
El gobierno hondureño indicó en un comunicado que el martes llegó un vuelo desde San Antonio, Texas, a San Pedro Sula, con las primeras 12 unidades familiares del año, con veinticinco personas, doce adultos y 13 menores.
Según Liza Medrano, titular de la Dirección General de Protección al Hondureño Migrante, cada día reciben dos vuelos de retornados y hasta 16 autobuses con unas 750 personas procedentes de México.