Una corte federal de apelaciones en Estados Unidos decidió el martes que el gobierno de Donald Trump puede seguir haciendo que los inmigrantes esperen en México a su vista migratoria mientras se dirimen las impugnaciones judiciales sobre esa práctica.
La agencia mexicana de inmigración señaló el miércoles por la noche que 4.217 solicitantes de asilo centroamericanos habían regresado ya por tres ciudades fronterizas. Washington ha dicho que quiere expandir el programa a toda la frontera.
El gobierno de México no hizo comentarios sobre la decisión judicial, pero otras personas que ven la situación más de cerca sí expresaron su opinión.
“Que se resuelvan su problema en los Estados Unidos y no lo trasladen a nosotros”, dijo Armando Cabada, alcalde de Ciudad Juárez, que se encuentra al otro lado de la frontera con El Paso, Texas. Juárez ha recibido 1.344 solicitantes de asilo regresados, más que cualquier otra ciudad, desde el inicio del programa en San Diego el pasado 29 de enero.
Los once centroamericanos que han llevado esta práctica estadounidense a los tribunales alegan que obligarles a esperar en México a un proceso legal que podría tomar años pone en peligro su seguridad.
Los inmigrantes en muchas ciudades fronterizas mexicanas suelen ser objetivos fáciles para pandillas del crimen organizado, que los secuestran para extorsionar a sus parientes o intentan reclutarlos para negocios de drogas y tráfico de personas.
La política estadounidense requiere que los solicitantes de asilo que han hecho su solicitud se presenten en la frontera los días que tienen vistas judiciales. Personal del gobierno de Estados Unidos los lleva al tribunal y después de vuelta a la frontera para que vuelvan a entrar en México.
El gobierno mexicano ha insistido en el pasado en que la política es una medida unilateral estadounidense y que México se centrará en dar un trato humanitario a los migrantes.