Miembros de la organización argentina Iglesia sin Abusos y las internacionales Ending Clergy Abuse (Fin al abuso del clero) y BishopAccountability.org (Rendición de Cuentas para los Obispos) se reunieron con presuntas víctimas de abusos del Instituto Antonio Próvolo en la provincia de Mendoza, quienes se lamentaron por la falta de justicia a los oprobios que dicen haber sufrido en manos de dos sacerdotes que están entre los principales acusados.
La reunión se celebró en el marco de una campaña que han iniciado los activistas en la que piden al Papa Francisco que acuda a Argentina, que no ha visitado desde que fue proclamado papa en 2013, para garantizar que la jerarquía de la Iglesia Católica aplique medidas contra esos delitos y no proteja a quienes los cometen.
Las victimas del Próvolo quieren “mayor celeridad del proceso” que ha sufrido “altibajos” a causa de estrategias dilatorias de abogados de los acusados, señaló a The Associated Press Juan Manuel Lavado, de la asociación Xumek Argentina, que defiende a varios denunciantes y se ha sumado a los reclamos de las otras organizaciones.
En noviembre de 2016 salieron a la luz los casos de abusos supuestamente cometidos por dos curas, una monja y dos civiles a una veintena de alumnos del lnstituto Antonio Próvolo, situado en Lujan de Cuyo –a unos 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires– lo que llevó a la clausura del establecimiento de la asociación Obra San José.
En la causa judicial hay más de una docena de acusados como autores materiales, partícipes y encubridores de distintos delitos sexuales. El anciano sacerdote italiano Nicola Corradi y el cura argentino Horacio Corbacho están imputados de supuestas violaciones y abusos que niegan haber cometido.
Ambos afrontan la etapa de la audiencia preliminar, en la que si el fiscal cuenta con mucha evidencia probatoria se puede negociar con los acusados el reconocimiento de la culpa y fijar la condena sin llegar a juicio.
El nombre de Corradi apareció en 2009 cuando decenas de sordos italianos del Instituto Antonio Próvolo de Verona dijeron haber sido abusados por una veintena de religiosos desde la década de 1950. La lista de abusadores fue publicada en internet y especificaba que el sacerdote italiano estaba en Argentina.
El nombre del cura volvió a aparecer en una carta dirigida a Francisco en 2014 en la que las víctimas italianas le hacían notar que Corradi estaba en Argentina desde los años ochenta. Sin embargo, éste permaneció dirigiendo el instituto para sordos en Mendoza hasta que a fines de 2016 las denuncias se hicieron públicas.
En Argentina no existe un registro oficial de denuncias judiciales sobre abusos cometidas por integrantes del clero.