Entre dolor y desconsuelo, familiares y amigos residentes de la aldea San Antonio Sija de San Francisco el Alto, Totonicapán; recibieron el cuerpo de Roberto González Hernández, migrante guitarrista, que se encuentra entre las víctimas del incendio que se registró en Ciudad Juárez, México.
Como ocurrió con los otros 16 féretros, el de González Hernández tenía encima la bandera de Guatemala; además de coronas de flores. Después de su llegada, se coordinadron las acciones para trasladarlo hacia su lugar de origen; en donde el resto de personas que lo querían lo esperaba; y acompañaron en caravana hasta su hogar.
En la Fuerza Aérea, Pedro Gonzales, tío de la víctima en declaraciones breves indicó que atraviesan un dolor indescriptible, muy fuerte para su mente y su corazón; y que esperan la ayuda de Dios para superarlo.
Realmente cuesta que se nos quite este dolor, pero sabemos que tenemos un Dios, en el que confiamos verdad; y quiero agradecer a ambos gobiernos porque ya está nuestra familia aquí, en nuestro hogar. Desde un principio nos dijeron que ellos lo iban a traer desde México, aquí a Guatemala y hasta su humilde hogar”, indicó.
Guitarrista
Marcos Hernández, amigo del migrante lo recordó con tristeza y lamentó lo que le ocurrió en su intento de buscar mejores oportunidades, también comentó que el migrante era un conocido guitarrista en su comunidad, pues pertenecía al grupo de alabanza Proezas; y que en sus inicios lo hizo ejecutando la batería pero luego continuó con la guitarra hasta su muerte.
El entrevistado lamentó mucho lo que ocurrió y que está causando mucho dolor para él como amigo, pero también como para todos los comunitarios y especialmente para la familia; debido a que también dejó dos hijos. En cuanto a la tragedia que sucedió en México, indicó.
Sólo Dios sabe lo que pasó en realidad, pero nos dimos cuenta, a través de los medios, que los dejaron encerrados. Aquí en Guatemala hay riqueza, así que yo le diría a la juventud que no hagan esos viajes, que se puede luchar aquí en Guatemala”.
Roberto González Hernández, deja a dos niños en la orfandad y a su esposa; su cuerpo será enterrado en el cementerio de la localidad.