El manejo de cadáveres es uno de los aspectos más complejos en la respuesta a una epidemia o pandemia, pues el riesgo de contagio es elevado”, así lo han manifestado en diversas ocasiones las autoridades de Salud.
Ante la presencia del Covid-19 en el país, esta premisa hizo que se establecieran los lineamientos necesarios para evitar el contagio de la enfermedad durante el traslado y tratamiento de personas fallecidas por esa causa.
De esta cuenta, se establecieron los parámetros a seguir, tanto por socorristas, como personal de los servicios de Salud y funerarias.
Entre los aspectos más destacados figura la prohibición de realizar autopsias a los pacientes que murieron infectados de coronavirus.
Sin embargo, de ser preciso, por alguna situación médico-legal, deben seguirse un protocolo riguroso y asegurar la existencia de medidas de seguridad al realizar exámenes post mortem y la recogida de muestras para análisis microbiológicos.
Además, se estableció que el entierro se debe efectuar de forma inmediata o en un lapso máximo de seis horas después del deceso, sin velatorio ni servicio religioso.
Solamente se pueden enterrar personas en los cementerios oficialmente autorizados, públicos y privados, y en caso de defunciones masivas que superen la capacidad de dichos lugares, se pueden habilitar otros sitios que deben llenar los requisitos que la ley exige.
Por otra parte, si el deceso se diera en la casa de habitación, los familiares tendrían que avisar de forma inmediata a las autoridades. Estas tendrían a su cargo las medidas a seguir de ahí en adelante.