Un estudio presentado recientemente por el Banco Mundial señala que para el 2023, la tasa de pobreza estimada para la región de América Latina y el Caribe llegó a 25,2%.
Y destaca que las familias de esta zona tienen menos ingresos que antes de la pandemia, lo cual se debe a la disminución en ayudas sociales y los bajos sueldos que se reportan, lo cual cataloga como una “coyuntura crítica”.
Indica que, en las últimas décadas, la región ha logrado avances significativos en la estabilización económica, pero no hay crecimiento, lo cual socava el progreso.
El Banco Mundial prevé que el PIB regional se expandirá un 1,6 por ciento en 2024. Se espera un crecimiento del PIB de 2,7 y 2,6 para 2025 y 2026. Estas son las tasas más bajas en comparación con todas las demás regiones del mundo e insuficientes para impulsar la prosperidad.
Muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia.
Factores detrás de las cifras
Los factores detrás de estas cifras incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre en las perspectivas de socios importantes como Estados Unidos, China, Europa y otros países del G7.
Un escenario global adverso, marcado por tensiones geopolíticas, interrupciones en el transporte a través del Canal de Suez y el fenómeno de El Niño, podría perjudicar aún más las perspectivas regionales.
Ante ese escenario el ente internacional indica que se necesitan medidas urgentes para revertir el rumbo.
Apostar a la competencia
En el informe “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?” el Banco Mundial destaca áreas potenciales de acción, enfatizando de qué manera aprovechar las políticas e instituciones de competencia es clave para cualquier estrategia de impacto.
Para capitalizar el progreso y reavivar las economías, la región debe abordar desafíos de larga data. Las reformas en infraestructura, educación y comercio son fundamentales para mejorar la productividad y la integración al mundo.
“A medida que retrocede el impacto de la pandemia, las tasas de crecimiento de la región vuelven a los niveles del a década de 2010. Esto muestra que la región no ha abordado los problemas persistentes que bloquean su potencial, incluidos los bajos niveles de educación, infraestructura deficiente y altos costos de inversión, que también alimentan el descontento social”, dijo William Maloney, economista jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.
Agregó que una agenda que impulse el crecimiento aborda seriamente estas brechas. De lo contrario, la región quedará estancada y no podrá atraer inversiones ni aprovechar nuevas oportunidades, como la relocalización de industrias o la economía baja en carbono. La mejora de los sistemas de competencia debería ser parte de estas estrategias, lo que beneficiaría a los consumidores y las empresas.
Recomendaciones
El Banco Mundial brinda una serie de recomendaciones que guían a los países de la región a buscar y explotar esa competencia que impulsaría la economía. Entres estas se cuentan:
- Mejores políticas de competencia como motor del crecimiento.
- Fortalecer las agencias de competencia.
- Apoyar las políticas de innovación Potenciar la capacidad dirigencial.