El bloqueo de vía férreas por parte de maestros radicales en México está poniendo a prueba el compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador de no hacer uso de la fuerza contra los manifestantes.
Desde que asumió la presidencia el 1 de diciembre, López Obrador ha dicho que resolvería todas las protestas por la vía de la negociación. Pero terquedad de los maestros, que en enero instalaron campamentos en las vías en demanda de que les pagaran sueldos atrasados, ha agotado la paciencia del presidente.
Los maestros del estado de Michoacán recibieron sus pagas y permitieron el tránsito en algunas vías la semana pasada. Pero el viernes volvieron a bloquear un trayecto ferroviario que conduce al puerto de Lázaro Cárdenas, en la costa del océano Pacífico.
López Obrador ha tomado ahora la inusual decisión de solicitar a la Comisión Nacional de Derechos Humanos que recomiende alguna alternativa para poner fin a los bloqueos. Su gobierno también ha presentado un recurso a la CNDH en el que señaló que el bloqueo violó los derechos de la gente.
De acuerdo con Ferromex, una de las empresas ferroviarias afectadas, la protesta de 25 días ha dejado más de 2.000 contendedores parados en patios de carga.
Además, ha ocasionado el cierre temporal de algunas fábricas debido a la interrupción de la entrega de acero, cemento y materias primas. También ha provocado que los fabricantes de automóviles manden vehículos en camiones, en vez de utilizar los ferrocarriles, y ha demorado la entrega de cientos de cargas de grano.