La Fiscalía del Vaticano ordenó la apertura de dos tumbas de un pequeño cementerio teutónico para intentar esclarecer uno de los crímenes más famosos de Italia, la desaparición de una adolescente que ha permanecido sin resolver durante décadas. La medida llega después de que la familia de la víctima recibiera un mensaje anónimo sugiriendo que en ese lugar pueden encontrarse sus restos.
La persona buscada es Emanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Santa Sede, que vivía en la Ciudad del Vaticano y desapareció en circunstancias extrañas en Roma el 22 de junio de 1983. Tenía 15 años por aquel entonces. Salió por la tarde de su clase de flauta y nunca más se supo nada de ella.
Pronto empezaron a aflorar teorías y conjeturas de toda clase. Hubo quien atribuyó su desaparición a un secuestro por parte de la mafia como medida de presión para recuperar un préstamo que se le habría hecho a la Curia pontificia. Otros afirmaron que la menor habría sido secuestrada para exigir la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que intentó asesinar al papa Juan Pablo II en 1981.
El caso recibió nueva atención mediática en octubre de 2018 tras el hallazgo de fragmentos óseos durante los trabajos de renovación realizados en la sede de la Nunciatura Apostólica en Roma. Los restos pertenecían a una mujer de unos 30 años y según una de las hipótesis podía tratarse de Orlandi, quien habría sido mantenida en cautiverio hasta cumplir esa edad; sin embargo, un posterior análisis de ADN descartó esa posibilidad.
Finalmente, el Vaticano decidió reabrir el caso en abril de este año, después de que Laura Sgro, la abogada de la familia Orlandi, recibiera una misiva con el siguiente texto: “Busquen donde indica el ángel”. La carta contenía una fotografía de las tumbas del mencionado cementerio, una de las cuales está adornada con la estatua de un ángel de mármol. Una investigación posterior reveló que las tumbas habrían sido abiertas al menos en una ocasión y que la fecha de la estatua no coincidía con la de la losa.
La apertura está prevista para el próximo 11 de julio y se llevará a cabo en presencia de abogados y parientes tanto por parte de la familia Orlandi como de las de las personas sepultadas en el lugar. Según la inscripción en la lápida, allí yacen los restos de la princesa Sofía y el príncipe Gustavo von Hohenlohe, nombrado arzobispo en 1857 por el papa Pío IX.