Durante una visita a Tokio, Mohammad Zarif defendió el derecho de Irán a responder a la salida estadounidense del acuerdo nuclear hace un año y a las sanciones impuestas por Washington desde entonces.
En los últimos días se han hecho acusaciones de sabotaje contra varios petroleros en la costa de Emiratos Árabes Unidos, un ataque de dron contra un oleoducto saudí reivindicado por rebeldes hutíes aliados con Irán en Yemen y el despliegue de bombarderos y buques de guerra estadounidenses en la región.
El ministro saudí de Defensa, Khalid bin Salman, tuiteó el jueves que Teherán había ordenado “los actos terroristas” en el oleoducto.
Estados Unidos y Naciones Unidas han acusado a Irán de proporcionar a los hutíes tecnología de misiles balísticos y armas, algo que Teherán niega.
Riad respondió al ataque con dron del martes con una serie de ataques aéreos contra objetivos hutíes en la capital de Yemen, Saná, controlada por los rebeldes. Vecinos del lugar sacaron a 14 heridos de entre los escombros de un edificio. El Ministerio yemení de Salud informó de seis muertos, incluidos cuatro niños, y más de 40 heridos en los bombardeos.
Una coalición que lidera Arabia Saudí lleva en guerra con los hutíes desde 2015 y realiza ataques aéreos casi a diario. Los ataques contra el oleoducto fueron uno de los golpes más significativos de los rebeldes en territorio saudí desde el inicio del conflicto.
El desencadenante de la escalada parece ser la decisión que tomó hace un año el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de abandonar el acuerdo nuclear con varias potencias internacionales, iniciando una campaña de asfixiantes sanciones sobre Teherán.
El líder supremo de Irán respondió el martes con una amenaza velada, indicando que a la república islámica no le costaría mucho enriquecer uranio a niveles aptos para armamento. También dijo que si bien su país no negociará con Washington, no busca una guerra.