El gobierno estadounidense comenzó el miércoles a demoler ocho prototipos del preciado muro que el presidente Donald Trump quiere erigir en la frontera con México, que al instante se convirtieron en símbolos poderosos de su mandato cuando fueron erigidos nueve meses después de asumir la presidencia.
El gobierno de Trump dijo que varios elementos de los prototipos ya fueron incorporados a los diseños actuales y que los modelos ya cumplieron su propósito.
Los cuatro paneles de acero y concreto cerca de la frontera entre San Diego, California, y Tijuana, México, fueron una de las máximas prioridades de Trump y él mismo visitó el lugar hace un año para ver las instalaciones en persona.
Para los aliados de Trump, los prototipos eran muestra del compromiso del presidente con la seguridad fronteriza y el cumplimiento de una de sus promesas centrales de campaña. Para sus detractores, eran monumentos del dinero malgastado de los contribuyentes y una muestra equivocada de agresión hacia México y hacia los inmigrantes que buscan un hogar en Estados Unidos.
El acceso público a los prototipos quedó bloqueado del lado de San Diego, convirtiendo un vecindario empobrecido de Tijuana en un popular lugar de encuentro para periodistas, manifestantes y observadores curiosos. Varios artistas exhibieron espectáculos de luces sobre los muros con mensajes como “Refugiados Bienvenidos” junto a una imagen de la Estatua de la Libertad.
Algunas personas se subieron a montañas de basura junto a una reja fronteriza de poca altura que desde entonces ya fue reemplazada para poder tener una vista clara desde México. Algunos solicitantes de asilo cargaban a sus hijos por encima de la valla frente a los equipos de construcción para entregarse ellos mismos a los agentes.