Claudia Díaz, quien fuera enfermera del desaparecido presidente Hugo Chávez y ascendió hasta desempeñarse como jefa del Tesoro de Venezuela, se declaró el martes inocente de acusar de lavado de dinero, pero permanecerá detenida en una prisión de Florida sin derecho a fianza.
Tras aceptar su declaración de inocencia, el juez William Matthewman pensó que Díaz corría riesgo de fugarse y desechó su pedido de salir de la cárcel y permanecer bajo arresto domiciliario.
La decisión tuvo lugar tras una audiencia de más de tres horas. Previamente Díaz se había declarado inocente y pedido un juicio por jurado.
La venezolana se enfrenta a tres acusaciones de asociación ilícita para lavar dinero y lavado de instrumentos monetarios. De ser encontrado culpable podría enfrentar hasta 20 años de prisión por cada una y una deportación a Venezuela una vez que cumpla su tiempo en prisión.
Los fiscales federales alegan que Díaz prestó unos 65 millones de dólares de sobornos del magnate venezolano de los medios de comunicación Raúl Gorrín para autorizar transacciones lucrativas monetarias cuando ella dirigía la Oficina Nacional del Tesoro de Venezuela, hace una década. Parte de ese dinero, unos ocho millones de dólares, habrían llegado al sur de la Florida.
Su esposo, Adrián José Velásquez Figueroa, enfrenta los mismos cargos pero se encuentra en España a la espera de ser extraditado a Estados Unidos. Gorrín, quien permanece prófugo de la justicia estadounidense y se sospecha que se encontraría en Venezuela, está acusado también de conspirar para transgredir las leyes sobre corrupción en el extranjero.
Díaz quedó sentado con auriculares para escuchar la traducción de la audiencia del inglés al español. Llevaba traje de presidiaria color azul y al responder algunas preguntas del juez sobre su abogada lucía tranquila.
El 16 de mayo presentó una moción pidiéndole al juez que le permitiera salir de una prisión tras el pago de una fianza de un millón de dólares. Le detención domiciliaria con un aparato electrónico que supervisará sus movimientos en todo momento. En la audiencia, una mujer que se presentó como amiga de la familia y se identificó como Virginia María Verenzuela dijo que ella y su esposo se apoyaron como garantías para que Díaz pudiera permanecer en su apartamento.
El juez rechazó la propuesta al considerar que había una importante cantidad de dinero que había recibido Díaz y su esposo por sobornos y que no se sabe dónde está, por lo que podría ser utilizado para que se fugue de Estados Unidos. Añadió que la acusada no tenía lazos en este país y que la posible condena que enfrenta podría motivar su huida.
La defensa de Díaz alegaba que la venezolana no tiene antecedentes penales y que tal como hizo en España cuando intentó evitar su extradición, cumpliría con todas las órdenes judiciales y requisitos para permanecer bajo arresto domiciliario.
Díaz, de 48 años, se desempeñó como enfermera de Chávez antes de que muriera de cáncer en 2013. En 2011 él la nombró director de la Oficina del Tesoro, pero fue reemplazada en 2013 cuando Nicolás Maduro subió al poder.
La venezolana fue extraditada desde España a comienzos de mayo y desde entonces permaneció detenida. Ante la justicia estadounidense, ha dicho que no tiene dinero porque todos sus bienes han sido confiscados y su esposo es quien la sostiene económicamente. Los fiscales aseguran que sus bienes pueden estar a nombre de terceros.