Un hombre inculpado por la masacre de 11 fieles judíos en el ataque antisemita más mortífero de la historia de Estados Unidos siguió metódicamente la pista de las víctimas, dijeron el martes los fiscales en los alegatos iniciales del juicio.
Robert Bowers, de 50 años, está acusado de abrir fuego dentro de la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh, Pensilvania, el 27 de octubre de 2018 y se expone a la pena de muerte.
Gritos antes de disparar
“Todos los judíos deben morir”, gritaba durante ese ataque que elevó el temor a un brote de antisemitismo y neonazismo en Estados Unidos.
La masacre ocurrió en plena celebración del Shabbat, día sagrado de descanso para los judíos.
Bowers, excamionero, estaba armado de un rifle semiautomático de asalto AR-15 y tres pistolas Glock, según la fiscalía.
El acusado rastreó “metódicamente” a sus víctimas y disparó a muchas de ellas varias veces y a quemarropa, declaró ante el tribunal un fiscal federal, según medios estadounidenses.
“Una vez que entró en la sinagoga, comenzó a cazar. Se movía de habitación en habitación, arriba y abajo… buscando fieles judíos a los que matar”, dijo el fiscal Soo Song, informó una cadena de televisión.
Detención
Arrestado en el lugar, fue imputado de 63 cargos, entre ellos los de delito de odio con resultado de asesinato e intento de asesinato.
Miembros de tres congregaciones fueron muertos, mientras que dos fieles y varios policías resultaron heridos.
Antes del ataque, Bowers había manifestado en la web fuertes expresiones antisemitas.
El entonces presidente Donald Trump abogó por sentenciarlo a muerte y la fiscalía pidió esa condena en 2019.
La defensa de Bowers alega que sufre de esquizofrenia y pidió infructuosamente a la fiscalía permutar la ejecución por cadena perpetua.