
El papa Francisco trató el lunes de reducir las expectativas en torno a la conferencia que convocó para el próximo mes sobre maneras de evitar el abuso sexual por parte de curas, afirmando que básicamente quiere que sea un catecismo para los obispos sobre cómo encarar el problema.
El cónclave programado para entre el 21 y 24 de febrero debe servir para concientizar al clero sobre el dolor que ese flagelo le ha causado a las víctimas, para educarlos sobre cómo investigar los casos y para desarrollar protocolos que sean útiles a toda la jerarquía eclesiástica.
La intención del Santo Padre de atenuar las expectativas probablemente no calará bien en Estados Unidos, donde muchos católicos se están negando a donar dinero a la Iglesia y están exigiendo respuestas al clero tras las insistentes denuncias de que la Iglesia no está haciendo todo a su alcance para proteger a los menores.
La crisis estalló a comienzos del 2018 cuando Francisco defendió a un obispo chileno acusado de encubrir casos de abuso sexual. Se intensificó cuando un ex cardenal estadounidense, Theodore McCarrick, fue acusado de abusar sexualmente tanto de menores como de adultos. Y llegó a un punto álgido cuando un jurado investigador en Pensilvania emitió un informe detallado que destapó 70 años de abusos sexuales e intentos de encubrirlos.