El misterio de la bolsita de cocaína hallada en el Ala Oeste de la Casa Blanca se cerró este jueves sin dar con un culpable.
Tras estudiar las pruebas y llevar a cabo una investigación sobre quién y cómo pudo introducir la sustancia en la residencia presidencial estadounidense, uno de los edificios más vigilados del mundo, el Servicio Secreto se ha rendido: ni el examen del ADN, ni el estudio de los videos de circuito cerrado, ni el rastreo de huellas, nada… las pistas no conducen a ninguna parte.
Comunicado
Así lo reconoció el Servicio Secreto en un comunicado. “La investigación no ha sido capaz de señalar a un sospechoso entre los cientos de personas que pasaron por el vestíbulo donde se descubrió la cocaína”, decía.
Porque esa era la principal teoría del caso, que la bolsita la hubiera metido un visitante ajeno a la Casa Blanca.
Caso cerrado
La noticia pone así final a casi dos semanas de pesquisas en los laboratorios del FBI y de moderada curiosidad de la opinión pública del país, después de conocerse que el domingo 2 de julio por la noche la Casa Blanca tuvo que ser evacuada brevemente mientras el presidente Joe Biden se encontraba junto a su esposa Jill en Camp David, de donde no regresaría hasta el martes, a tiempo para la celebración del Día de la Independencia, que fue cuando trascendió el incidente.
Las autoridades informaron entonces que se había descubierto un polvo blanco sospechoso en una zona común del Ala Oeste, concretamente, en un espacio accesible a los grupos de turistas que visitan el complejo los fines de semana.
Aquel día, la policía y los bomberos de Washington montaron a las puertas de la residencia presidencial un aparatoso complejo.