Se pudo ver una pista en un debate reciente antes de la votación del 9 de marzo para determinar el próximo líder de Corea del Sur. El candidato conservador dijo que se reunirá primero con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, si es elegido. El aspirante liberal, que está codo con codo en las encuestas con el conservador, no daría una respuesta firme. Una contendiente menor dijo que le daría la bienvenida a Kim Jong Un de Corea del Norte antes que a nadie. Y nadie mencionó hacer del vecino Xi Jinping, presidente de China, una prioridad.
Las respuestas revelan una división seria mientras Seúl busca navegar una realidad geopolítica compleja. El camino que tome Corea del Sur es importante porque la nación está desempeñando un papel cada vez más importante en una región que Estados Unidos, China y Europa consideran crucial.
Entre los desafíos de la política exterior de Seúl se encuentran la creciente rivalidad entre su principal aliado, Washington, y su principal socio comercial, China; un programa nuclear de Corea del Norte que avanza rápidamente; y lazos muy tensos con Japón, la tercera economía más grande del mundo.
A medida que aumenta la presión sobre Seúl, a algunos observadores les preocupa que los candidatos que compiten por la presidencia carezcan de una visión clara a largo plazo sobre cómo avanzar.
“Quien sea que se convierta en presidente, enfrentará una situación de seguridad y política exterior extremadamente difícil”, dijo Kim Heung-kyu, director del Instituto de Política EE.UU.-China de la Universidad Ajou en Corea del Sur. “Ahora estamos viendo nuevamente una lucha por la hegemonía en la región.
“Si subestimamos o tomamos a la ligera esta situación, diría que no hemos aprendido las lecciones de la historia”.
Intercalada geográficamente entre las grandes potencias, la Península de Corea ha sido durante mucho tiempo vulnerable a las invasiones e influencias extranjeras.
A finales del siglo XIX y principios del XX, cuando Japón se enfrentó a China y luego a Rusia por la supremacía regional, la península era a menudo un campo de batalla. Luego, Japón impuso una colonización de 35 años, que todavía juega un papel en el discurso político de Corea del Sur. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la península se dividió en un sur capitalista respaldado por Estados Unidos y un norte socialista respaldado por los soviéticos. Luego, las Coreas libraron una guerra devastadora entre 1950 y 1953 que atrajo a tropas estadounidenses y chinas.
Desde entonces, Corea del Sur se ha convertido en una de las democracias más ricas de Asia y una potencia cultural mundial. Las tensiones actuales entre Estados Unidos y China, sin embargo, plantean un dilema de seguridad estratégica, con el presidente liberal saliente de Corea del Sur, Moon Jae-in, luchando por lograr un equilibrio entre Washington y Beijing.
Ambas naciones han presionado a Seúl para que se ponga de su lado. En 2017, por ejemplo, China tomó represalias económicas contra Corea del Sur por su decisión de permitir que Estados Unidos instalara un sistema de defensa antimisiles en el país que, según Beijing, puede espiar en su territorio.