En la entrada principal del estadio de los Dolphins de Miami, se yergue una estatua de Dan Marino. En vez de atestiguar que uno de sus pases fue capturado, el legendario quarterback parece ahora dar su visto bueno a una transformación notable del recinto, para albergar un torneo de tenis.
El Abierto de Miami se ha mudado 30 kilómetros al norte respecto de lo que había sido su escenario pintoresco desde 1987, la isla de Key Biscayne. A partir de este martes, el certamen se llevará a cabo en el estadio de fútbol americano, donde juegan los Dolphins y los Hurricanes.
Los partidos que involucren a los mejores tenistas del mundo se realizarán en el estadio. Una cancha dura, instalada de manera temporal, cubrirá parte del terreno. La red se ha colocado encima de la línea que demarcaba la yarda 50.
“Yo no diría que esto es mejor que un equipo de fútbol americano, pero es algo muy emocionante”, indicó Stephen Ross, dueño de los Dolphins y del estadio. “Me emociona ver la reacción de la gente, aunque también hay por ahí muchos escépticos”.
Entre estos últimos figuran algunos jugadores, quienes han expresado sus reservas sobre si será propicio para el tenis el ambiente en un inmueble gigante, donde la mayoría de las butacas estará vacía, incluso en la final prevista para el cierre de este mes.
Sin embargo, las primeras revisiones son favorables. Grandes telones y gradas temporales en tres costados cubrirán de la vista buena parte de los asientos no utilizados. Así, resultará sorprendentemente acogedor el estadio de 65.000 butacas, donde la capacidad máxima para ver un duelo de tenis será de 13.800.
“No es como nada que yo haya visto antes”, dijo el director del torneo James Blake, quien llegó a ubicarse entre los cinco primeros del escalafón mundial como jugador. “Instalar una cancha de tenis en un estadio de fútbol (americano) es algo que pocos jugadores recomendarían. Ahora que están aquí y lo ven, pienso que les parece muy positivo”.