Lás de 2 mil personas quedaron sepultadas por un enorme deslizamiento de tierras que arrasó un pueblo en Papúa Nueva Guinea, estimó este lunes el gobierno, que pidió ayuda internacional para las labores de rescate.
El deslizamiento sepultó a más de 2.000 personas vivas y causó importantes destrozos en edificios, huertos, además de afectar gravemente a la base económica del país, indicó el centro nacional de catástrofes papú en una carta a la ONU.
Una aldea situada en la ladera de una colina en la provincia de Enga, en el centro del archipiélago, fue casi completamente arrasada cuando colapsó parte del monte Mongalo la mañana del viernes, sepultando numerosas casas y a las personas que dormían en su interior.
La principal carretera que conduce a la gran mina de oro de Porgera estaba «completamente bloqueada», informó el centro de catástrofes en su carta a la oficina del coordinador residente de Naciones Unidas en la capital, Port Moresby.
La ONU mantendrá una reunión el martes con gobiernos extranjeros para tratar de coordinar las labores de rescate, que se complicaron por la lejanía del lugar en las escarpadas tierras altas del país así como por los cortes en las carreteras y los continuos enfrentamientos tribales en las cercanías.
Residentes y equipos de rescate utilizan palas y trozos de madera para encontrar cuerpos bajo el alud, que podría tener hasta ocho metros de profundidad y cuya longitud equivaldría a casi cuatro campos de fútbol.
Nadie escapó. No sabemos quién murió porque los registros están enterrados, declaró Jacob Sowai, un maestro de un pueblo vecino.
Serhan Aktoprak, funcionario de la agencia de migración de la ONU, indicó que estaban apareciendo grietas en terrenos adyacentes al corrimiento, lo que podría desencadenar un nuevo deslizamiento.
Australia, aliado cercano, anunció que proporcionaría suministros de emergencia, como refugios, kits de higiene y apoyo específico para mujeres y niños.
El presidente Chino, Xi Jinping, dijo estar «profundamente apenado» por la catástrofe, y brindó la asistencia de su país.
Estados Unidos, Francia, Japón y la Organización Mundial de la Salud también ofrecieron su apoyo.