Vincent Lambert, de 42 años, murió el jueves, nueve días después que los médicos apagaron los aparatos que lo mantenían con vida y suspendieron su hidratación.
La corte suprema de Francia había anulado la decisión de un tribunal parisino de reanudar la alimentación hasta que Naciones Unidas examinara el caso.
Su sobrino, François Lambert, dijo con alivio que “la racionalidad se ha impuesto”.
Lambert había tomado partido por la esposa de su tío, que quería dejar morir a su esposo, mientras la madre luchaba por mantenerlo con vida.