El gobierno de México presenta negociaciones con un grupo de manifestantes, posiblemente infiltrados por criminales, para que liberen a 13 agentes de seguridad secuestrados en la ciudad de Chilpancingo.
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Por segundo día consecutivo, cientos de pobladores bloquearon la autopista que conduce al puerto turístico de Acapulco a la altura de Chilpancingo donde el fin de semana fueron asesinados cinco taxistas para exigir la excarcelación de dos personas que según el gobierno pertenecen a la banda narcotraficante de “Los Ardillos”.
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Los hombres fueron capturados en medio de las protestas en las que Chilpancingo capital del estado de Guerrero, prácticamente fue sitiada por unos 3.000 manifestantes, que incluso se apoderaron de un vehículo blindado de la policía y derribaron una puerta del palacio de gobierno estatal .
“Estamos con la directriz de diálogo, dijo este martes Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad, al anunciar las negociaciones para que sean liberados cinco miembros de la militarizada Guardia Nacional, cinco de la policía estatal y tres funcionarios, incluido un agente federal.
Durante la conferencia diaria del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, Rodríguez agregó que los pobladores en realidad se movilizaron “para que se libere” a los dos integrantes de Los Ardillos.
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“Nosotros no vamos a ser rehenes de nadie y que no estamos pensando también que somos represores como eran los gobiernos de antes”, matizó López Obrador, al negar que la protesta esté motivada por demandas sociales, pues Guerrero es una de las zonas donde más ha invertido su gobierno.
Esa región es estratégica para el tráfico de drogas por ubicarse sobre la costa del Pacífico, según las autoridades.