La enorme fosa rectangular que rodea la pirámide de Zoser —donde recientemente se han descubierto decenas de momias de 2.000 años de antigüedad— constituye un modelo tridimensional del camino que debía recorrer el faraón sepultado allí para llegar a la vida eterna.
Así lo sugiere el egiptólogo polaco Kamil Kuraszkiewicz, quien encabeza las excavaciones en esta necrópolis ubicada en el área de Saqqara en Egipto.
Esta zanja, de 20 metros de profundidad y 40 metros de ancho, comprende un área de aproximadamente 750 por 600 metros, la cual incluye tanto el complejo funerario de Zoser —considerado una de las estructuras de piedra más antiguas del mundo— como otras edificaciones de propósitos religiosos.
Durante los trabajos arqueológicos, el equipo de Kuraszkiewicz descubrió unos inusuales túneles bajos y horizontales, creados probablemente en el mismo periodo en que fue construida la pirámide. Sin embargo, su propósito aún no queda del todo claro.
Uno de estos pasadizos, que lleva a la pirámide y tiene una extensión de aproximadamente 20 metros, acaba en una pequeña habitación. Al examinar ese aposento, los investigadores descubrieron un raro arpón ritual labrado en piedra y decorado con imágenes de serpientes talladas.
“Esta arma podría ser uno de los peligros que le esperaban al rey, o bien un arma preparada para que el faraón la usara contra [esas amenazas]”, explicó Kuraszkiewicz.
El experto señaló que los antiguos egipcios consideraban que tras la muerte el fallecido debía superar un arduo camino plagado de obstáculos y criaturas peligrosas antes de llegar a la vida eterna.
Kuraszkiewicz indica también que en el sector occidental del foso se descubrieron numerosas construcciones extrañas, tales como muros transversales con aperturas a varios metros de altura, escaleras e inexplicables filas de profundos nichos.
De acuerdo con esta teoría, todos estos objetos habrían representado los obstáculos en el camino al más allá. Mientras tanto, los arqueólogos esperan hallar nuevos pasadizos en el lugar.