El huracán Delta se intensificó rápidamente el martes hasta convertirse en un ciclón de categoría 4 con vientos de 230 km/h (145 mph). Previsiblemente golpeará con fuerza el sureste de México durante la noche para después dirigirse a la costa de Estados Unidos esta misma semana.
El mayor impacto inmediato se esperaba en el extremo noreste de la península de Yucatán, un área turística en el Caribe mexicano llena de balnearios, donde se prevé que el meteoro toque tierra en las primeras horas del miércoles.
Toda esa área, desde Tulum hasta Cancún, está formada por localidades totalmente dependientes del turismo, las cuales apenas empezaban a salir del cierre impuesto por la pandemia y recibirán al huracán con muchas zonas ya inundadas y afectadas por la tormenta tropical Gamma.
En Cancún, largas filas se extendían el martes en supermercados, almacenes y gasolineras mientras los residentes se apresuraban a buscar provisiones bajo cielos mayormente soleados. Las autoridades advirtieron a la población que tuviera a la mano agua y comida suficientes para varios días. Los dueños de embarcaciones hicieron fila en rampas públicas para sacar sus botes del agua.
Mientras tanto, comenzaban las evacuaciones de turistas y residentes de las zonas costeras a lo largo de la Riviera Maya y de islas como Holbox a espacios seguros.
Tan sólo en Cancún se habilitaron 160 refugios. Uno de ellos es el centro de convenciones de la ciudad, para los habitantes de la zona hotelera cuyas residencias no son seguras. El lugar puede albergar hasta 1 mil 500 personas.