Los huracanes que azotaron Puerto Rico en 2017 y destruyeron la mayor parte de su cobertura forestal podrían haber dado pistas a los científicos sobre cómo responderá el planeta al cambio climático y a un clima cada vez más severo.
Investigadores en El Yunque, la única selva tropical supervisada por el Servicio Forestal de Estados Unidos, están realizando estudios controlados sobre cómo responden las plantas a las altas temperaturas combinadas _ desde el catastrófico paso del huracán María _ con un clima severo. No muy lejos de allí, otro grupo está analizando cómo afectan estos meteoros a los bosques.
“Es una oportunidad única en un siglo para observar estos dos aspectos del cambio climático juntos”, apuntó Tana Wood, una investigadora ecologista del servicio.
Wood lidera un equipo que está probando cómo responden las plantas a las temperaturas más altas. La temporada de huracanes de 2017, cuando María barrió la isla poco después del paso del más tranquilo huracán Irma, les ha brindado también la oportunidad de observar cómo afectan las tormentas a la recuperación de los ecosistemas que ya están bajo estrés, una preocupación crucial en el Caribe, donde los científicos dicen que las temperaturas más cálidas podrían provocar huracanes más intensos.
En una visita reciente al lugar, Wood apartó ramas gruesas y hojas del tamaño de laptops en su camino hacia tres parcelas rodeadas por paneles infrarrojos que calientan el aire y el suelo unos 4 grados Celsius (7 Fahrenheit). La vegetación allí era un poco más baja y un poco más marrón que en otros tres terrenos sin calefactores. Los campos calentados artificialmente funcionan con 480 voltios de electricidad y, aunque el tendido está aislado del piso, los científicos usan botas de aislamiento para evitar electrocutarse en caso de accidente.
Los investigadores estudian también los nutrientes y microbios en los campos calentados de forma artificial y mandan muestras congeladas a un laboratorio en California para su análisis.
Con el tiempo, el conocimiento sobre las plantas y los suelos tropicales podría aplicarse a modelos que determinen la respuesta de ecosistemas más amplios a los cambios.