El Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) dio a conocer que el turismo de aventura se desarrolla en su mayoría en escenarios naturales de Guatemala, lo cual se asocia a desafíos impuestos por la misma naturaleza e implica la existencia de riesgos inherentes.
Debido a ello “es de suma importancia que dichas actividades se realicen con las medidas de seguridad estandarizadas que minimicen los riesgos y porcentajes de accidentes a los cuales puede estar expuesto quien los practica”.
Es por ello que se han elaborado cinco manuales, los cuales son para las modalidades de buceo autónomo, ascensión a volcanes, parapente biplaza, “canopy” y rapel.
De acuerdo con la entidad, el turismo de aventura atrajo a 524 mil 207 personas no residentes a nuestro país durante el 2018, equivalente a un 22 por ciento más que en 2017 (319 mil 212 personas).
Las actividades de turismo de aventura son un gran atractivo para turistas nacionales e internacionales, para el ente rector del turismo son nichos de mercado en crecimiento y con grandes perspectivas,comentó Juan Pablo Nieto, subdirector general del Inguat.
Los manuales se desarrollaron en conjunto con la Mesa Nacional de Turismo de Aventura y sus diferentes representantes según la rama, así como su validación.
Estos documentos serán una guía para el sector privado y las comunidades en temas de estándares de seguridad y sostenibilidad, destacó el ente rector del turismo en Guatemala.
Con esta acción, el Inguat busca poner valor a los diferentes sitios turísticos que cuentan con oferta de aventura e impulsar una estrategia nacional para este segmento, así como dar a conocer a Guatemala como un país con una oferta de turismo de aventura seguro y de calidad.
Para que el turismo sea considerado de aventura debe involucrar al menos dos de los siguientes elementos: interacción con el entorno, compartir con la cultural local y realización de actividad física. Las diferentes actividades que clasifican como viajes de turismo de aventura se dividen en aventura extrema y aventura ligera.