La estrategia de la administración del presidente estadounidense Donald Trump enfocada a frenar una inundación de inmigrantes, en su mayoría de Centro América, muchos de ellos procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala, los cuales se han incrementado durante el mes pasado al nivel más alto en una década.
El Departamento de Seguridad Nacional anunció el 1 de abril, mientras el presidente amenazaba con cerrar la frontera sur, que estaba ampliando su impulso para enviar a los migrantes de regreso a México, dado que los agentes de la patrulla fronteriza enfrentaban un aumento en los cruces ilegales. Trump dijo días después, mientras visitaba la frontera, que Estados Unidos estaba lleno de personas y no puede recibir a más migrantes latinoamericanos.
El juez Richard Seeborg, del distrito Norte de California, con sede en San Francisco, emitió el pasado lunes una orden preliminar que entrará en efecto el próximo viernes, momento a partir del cual la Administración estadounidense “no podrá implementar o expandir el programa” de envío a México de los demandantes de asilo.
Debido a los límites en cuanto al tiempo que legalmente los niños pueden permanecer detenidos, muchas de las familias son puestas en libertad dentro de territorio estadounidense a la espera de audiencias en cortes de inmigración, un proceso que puede tomar años debido a los crecientes retrasos.
En enero, la administración Trump comenzó a enviar algunos migrantes a esperar en ciudades fronterizas mexicanas sus audiencias en las cortes de Estados Unidos.
“La crisis en nuestra frontera está empeorando y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) hará todo lo que esté a su alcance para ponerle fin”, dijo la secretaria Nielsen una semana antes de su dimisión. “No nos quedaremos de brazos cruzados mientras el Congreso no vuelva a actuar, por lo que todas las opciones están sobre la mesa”, indicó.
Seguridad Nacional también había anunciado que “expandiría inmediatamente” la política a través de la cual devuelven a ciudadanos centroamericanos a México, mientras esperan la tramitación de sus solicitudes de asilo, en “cientos de migrantes adicionales por día sobre la cantidad actual”, explicó la entonces Secretaría de Estado Nielsen en un comunicado.
Nielsen ocupaba el cargo desde 2017 y su departamento es el responsable por desarrollar algunas de las políticas migratorias de Trump, trabajo que le valió críticas de los demócratas en el Congreso. Tras su renuncia el pasado domingo, fue relevada de manera interina por Kevin McAleenan, actual comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y quien es un agente fronterizo, será el director interino.