Los audífonos, la bomba atómica o los satélites, fueron algunas de las “visiones” que tuvieron algunos autores de este género literario.
La ciencia ficción es uno de los géneros de la literatura que más interés genera, ya que a través de la escritura, los exponentes más importantes han podido mostrar cómo se imaginaban el futuro de la humanidad mucho antes de que llegara la tecnología de la que gozamos actualmente.
En este sentido, autores que en algún momento fueron criticados y apuntados como lunáticos, hoy son levantados como estandartes de la ciencia ficción y le aportan un sabor especial a los libros de los cuales disfrutamos día a día.

Es el caso de Arthur C. Clarke, un escritor de ciencia ficción británico, autor de “2001, una odisea en el espacio”. En 1945 proponía el uso de satélites espaciales para las comunicaciones globales. Aunque en aquella época su propuesta no fue tomada en serio, en 20 años se volvió realidad. Su visión adelantó un mundo comunicado mediante satélites artificiales cuando se lanzó el satélite Early Bird (madrugador) de la compañía Intelsat en abril de 1965. Este fue el primer satélite comercial de comunicaciones puesto en órbita.
En The World Set Free, H.G.Wells, gran hombre de letras, describe todo tipo de bombas atómicas en más de una ocasión. El escritor, novelista, historiador y filósofo inglés, publicó su obra en el año 1914, más de 30 años antes de que Hiroshima y Nagasaki fueran devastadas por las bombas atómicas norteamericanas.

Sin embargo, una de las predicciones más impresionantes por el espacio de tiempo en el que se logró probar, es la que hizo el irlandés Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver. En la novela, Swift afirmó que Marte tenía dos lunas, hecho que se confirmó… ¡150 años más tarde!
Muy cerca de allí, en el reino británico, pero a años de distancia, George Orwell hacía una de las predicciones más espeluznantes. En su novela 1984, escrita en 1949, Orwell hablaba de estrictos e intrusivos sistemas de vigilancia. Entre cámaras de seguridad, el rastreo de las web que pueden visitar los ciudadanos, la localización de la posición al utilizar un teléfono móvil, el rastreo del uso de tarjetas de crédito e incluso las redes sociales, los ciudadanos podríamos caer fácilmente en manos de cualquier gobierno despiadado, como lo describe Orwell en su novela.

Aunque un estéreo personal no apareció hasta 1977, Ray Bradbury describió los auriculares destinados a distraer la mente del mundo exterior en su novela distópica Fahrenheit 451, publicada en 1953.
La gente de la sociedad Fahrenheit 451 usa con frecuencia “caracolas marinas” y “radios con dedal”, que tienen un sorprendente parecido con los auriculares y audífonos Bluetooth de nuestra vida moderna.

Lo único que quedaría por esperar es que lleguen los autos voladores, aerodeslizadores y los androides como en las películas Volver al Futuro II y El Hombre Bicentenario para que las predicciones estén completas. Ahora, ¿estaremos como humanidad caminando hacia los futuros que describen estas novelas? Sólo el tiempo lo dirá.
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