Entretanto, continuaban las largas filas frente a las gasolineras en varias partes de México, pero López Obrador pidió paciencia y dijo que las cosas pronto regresarían a la normalidad.
En su rueda de prensa matutina, el presidente mexicano agregó que los patrullajes de seguridad han evitado desde la tarde del viernes que los delincuentes abran nuevas tomas clandestinas en un ducto importante que lleva gasolina desde la costa del Golfo de México hasta la Ciudad de México.
Mariano Avante, de 45 años y conductor un pequeño camión para una compañía de servicios de limpieza, esperó sólo 20 minutos el lunes para llenar su tanque en una gasolinera del barrio Roma, en la Ciudad de México, cuando el día previo personas en otras partes de la ciudad reportaron esperas de cuatro o cinco horas.
“La gasolina ya empezó a llegar”, dijo, conjeturando que había comenzado a pasar el pánico por la gasolina.
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Avante, quien dijo que no votó por López Obrador, consideró que era demasiado pronto para juzgar el desempeño del presidente a un mes de haber asumido el cargo. Elogió los esfuerzos de López Obrador para frenar el robo de combustible, pero deseó que lo hubiera planeado mejor para que no se afectara la distribución.
Más de 5.000 miembros de las fuerzas armadas y la policía federal están enfocados actualmente en proteger el oleoducto. López Obrador prometió el lunes continuar con la seguridad reforzada hasta que se normalice la distribución, pero dijo que las condiciones comienzan a mejorar en algunos lugares.
Exhortó a los ciudadanos a evitar las compras de pánico diciendo que “tenemos combustible suficiente, es un asunto de distribución”.