Con esta frase que encierra todo el dolor que un padre pudiera guardar, aún sin expresarlo con lágrimas o cualquier otra manifestación de ausencia, Casimiro dijo:”me siento muy triste por mi hijo” mientras esperaban junto a su esposa que el cadáver de su hijo fuera bajado del avión.
María llora, Casimiro se disculpa porque ella no puede decir en perfecto español lo que quisiera y lo que inunda su corazón, como si el dolor permitiera guardar las formas y el decoro. Así, en medio del llanto y la tristeza María y Casimiro, padres de Pascual Melvin Guachiac Sipac, esperaron la llegada del féretro del adolescente de 13 años que perdió la vida buscando larga vida y oportunidades.
Su partida
Aunque sin precisar en la despedida, Casmiro dijo:
Solo nos despidió, solo dijo que iba a buscar una mejor vida, tenía su sueño, su meta, sus promesas, no sé si es voluntad de Dios”
Según testimonios fuera de cámara, el adolescente salió de su casa un martes a las 5 de la mañana, ¡temprano! como el horario en el que culturalmente en Guatemala se considera el mejor momento para buscar la bendición de producir. Lo que Pascual no sabía, era que la búsqueda de sus sueños también lo condenarían a la muerte prematura.
El último mensaje que sus papás recibieron fue cuando Pascual les escribió que ya estaban en camino y a punto de llegar a San Antonio, Texas.
¿Cómo era Pascual?
Casimiro cuenta que a su hijo le gustaba mucho el fútbol, “era muy amable con la gente, muy buen muchacho” y cabizbajo completó:
Lastimosamente nos tocó perder la vida, tenemos que aceptar ya no hay otra forma. Perder un hijo no es fácil, pero esperamos la voluntad de Dios, es doloroso, solo tengo dos hijos”
Su fe hacia el Ser Supremo es imaginable en medio de la pérdida de uno de sus dos hijos, pero es así como percibe esta familia el deceso del adolescente.
Su familia
María Sipac, su madre, llora, llora y vuelve a llorar, detrás de la mascarilla solo sus ojos briosos expresan el dolor que no puede expresar en español, pero que en su idioma materno habrá de exponer con los suyos. Casimiro la acompaña en el dolor, ambos en silencio, pero con el mismo sentimiento, aunque él reconoce:
“La mamá es la que tiene mas tristeza” quizás lo diga por esa construcción de apego y vínculo que ocurre de todo hijo con su madre.