Uno de los principales factores que inciden en el clima mundial se ubica en una zona en el norte del océano Atlántico, donde las aguas cálidas y frías se combinan causando una circulación de corrientes. Cuando los científicos fueron a echar un primer vistazo a este crítico dinamo submarino descubrieron que estaban buscando en el lugar equivocado… por cientos de kilómetros.
Los científicos no entienden las consecuencias del todo aún, pero el cambio podría cambiar los pronósticos del calentamiento global, en particular uno que todavía es considerado imposible este siglo: que se paralice la mezcla de aguas cálidas y frías y que sobrevenga un caos climático.
En juego está la Circulación Meridional Atlántica, que los científicos describen como una gigantesca cinta transportadora oceánica que mueve agua desde el sur de Groenlandia hasta el océano Índico, pasando por el extremo sur de África.
El agua cálida y salada cerca de la superficie se desplaza hacia el norte y se combina con el agua dulce fría cerca de Groenlandia. Cuando esa masa de agua se enfría y se sumerge causa una corriente lenta en los océanos que es crucial para el clima global y que afecta la ubicación de las sequías y la frecuencia de los huracanes.
También deposita en aguas profundas el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. Cuánto más rápido circule, mayor cantidad de agua caliente es enviada a las profundidades para su enfriamiento.
La zona adonde llega el agua cálida en el Atlántico norte es considerada el motor de la cinta transportadora. Los científicos creían que se ubicaba en el mar de Labrador, al oeste de Groenlandia.
Sin embargo, un nuevo equipo internacional de científicos midió la temperatura, salinidad y velocidad de las corrientes oceánicas en el Atlántico norte en un intento de entender mejor el funcionamiento de la cinta transportadora. Los resultados preliminares después de centenares de mediciones efectuadas en 21 meses mostraron que el dinamo se ubicaba cientos de kilómetros (millas) al este de donde habían supuesto, dijo la principal autora del estudio, Susan Lozier, profesora de ciencias oceánicas en la Universidad de Duke. El estudio, publicado en la edición del jueves de Science, lo ubicó al este de Groenlandia, cerca de Escocia.
Las simulaciones de computadora que predicen cómo podría cambiar el clima en los próximos años no toman en cuenta la localización exacta del motor que impulsa la corriente, pero ahora podrían hacerlo.