Estados Unidos impuso a Rusia nuevas sanciones, anunciadas en paralelo a la cumbre del G7 en Japón, que golpean a Moscú en todos los sectores y pretenden privar a los rusos de su apoyo para la guerra en Ucrania.
En total, más de 300 personas, empresas, barcos y aviones de toda Europa, Medio Oriente y Asia fueron agregados a las listas negras del Departamento de Estado y del Tesoro de Estados Unidos.
Las sanciones también prohíben las exportaciones estadounidenses a 70 entidades en Rusia y otros países.
Las medidas tomadas limitarán la capacidad de el presidente ruso, Vladimir Putin para continuar con su invasión y eludir las sanciones ya vigentes.
Estados Unidos anunció las nuevas medidas cuando tiene lugar la cumbre del G7 en Hiroshima, en la que los líderes prometieron aumentar la presión económica mundial sobre Moscú.
Los países occidentales han impuesto sanciones sin precedentes contra Rusia desde la invasión de Ucrania en febrero de 2022, para estrangular económicamente a Moscú, en especial agotando sus ingresos de los hidrocarburos, y perturbar su industria de defensa.
Entre los nuevos sancionados hay decenas de empresas de la industria de defensa rusa y comerciantes de tecnología, así como ayudantes de altos funcionarios rusos que ya estaban en las listas negras.
Las nuevas medidas imponen restricciones a las exportaciones de bienes esenciales para el campo de batalla de Rusia, como los componentes utilizados en la fabricación de los drones de reconocimiento rusos Orlan.
También buscan desbaratar redes para adquirir tecnología restringida que operan desde Liechtenstein, India, Finlandia, Estonia y Países Bajos, y redes financieras rusas que operan desde Suiza y Emiratos Árabes Unidos.