Miles de partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro que se niegan a aceptar su derrota electoral asaltaron el domingo el Congreso; el Supremo Tribunal Federal y el Palacio Presidencial; apenas una semana después de que el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el cargo.
Los manifestantes sortearon las barricadas de seguridad, treparon a los techos, rompieron ventanas e invadieron los tres recintos, los cuales se conectan por la gran Plaza de los Tres Poderes en la capital Brasilia. Algunos piden la intervención militar para reinstaurar a Bolsonaro en el poder.
Imágenes del canal de televisión Globo News mostraban a los manifestantes deambulando por el Palacio de Planalto, muchos de ellos vestidos de verde y amarillo, los colores de la bandera que fueron adoptados por el gobierno de Bolsonaro como símbolo.
El exmandatario, quien viajó a Estados Unidos antes de la toma de posesión de Lula, no ha comentado sobre lo ocurrido el domingo. En las redes sociales de sus tres hijos, quienes son legisladores, tampoco había comentarios al respecto.
Cerca de las 17:30 hora local, menos de tres horas después que comenzó el asalto, las fuerzas de seguridad parecían estar recuperando el control del palacio presidencial y de los alrededores del STF, aunque miles de manifestantes permanecían en los alrededores del Congreso y en su techo.
Hechos recuerdan asalto en el Capitolio
Los incidentes recordaron lo ocurrido el 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos, un asalto perpetrado por partidarios del entonces presidente Donald Trump.
Diversos analistas políticos alertaron durante meses que lo mismo podría suceder en Brasil, dado que Bolsonaro ha sembrado dudas sobre la fiabilidad del sistema de votación electrónica de la nación, sin ninguna prueba. Los resultados fueron reconocidos por políticos de todo el espectro, así como por decenas de gobiernos extranjeros.
A diferencia de los hechos de 2021 en Estados Unidos, es posible que hubiera poco personal en el Congreso y en el Supremo Tribunal Federal por ser domingo.
Videos difundidos en redes sociales mostraban una presencia limitada de la policía militar de la capital. En uno de ellos se veía a agentes de pie mientras la gente inundaba el Congreso, y a uno de ellos utilizando su teléfono para grabar imágenes. La secretaría de seguridad de la capital no respondió de momento a una solicitud de The Associated Press para comentar sobre la relativa ausencia de policía.
“Las autoridades brasileñas tuvieron dos años para aprender las lecciones de la invasión del Capitolio y prepararse para algo similar en Brasil”, señaló Maurício Santoro, profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
Alegan que elecciones fueron fraudulentas
Los simpatizantes de Bolsonaro han protestado contra la victoria electoral de Lula desde el 30 de octubre, bloqueando caminos, incendiando vehículos y congregándose afuera de edificios militares, pidiendo a las fuerzas armadas que intervengan. Muchos de ellos creen que las elecciones fueron fraudulentas o poco fiables.
“Este absurdo intento de imponer su voluntad por la fuerza no prevalecerá”, dijo el ministro de Justicia, Flavio Dino, en su cuenta de Twitter. “El gobierno del Distrito Federal ha asegurado que habrá refuerzos. Y las fuerzas a nuestra disposición están trabajando”.
El presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, dijo en Twitter que “el Congreso nunca ha negado la voz a quienes quieren manifestarse pacíficamente. Pero nunca dará espacio a la agitación, la destrucción y el vandalismo”.
Con información de AP**