Un equipo de científicos rusos está desarrollando una nave espacial en forma de rosquilla que puede alcanzar los rincones más lejanos del sistema solar en un tiempo récord al alimentarse directamente del Sol.
Este ingenioso método de abastecimiento de combustible que desarrollan científicos de la Universidad Estatal de Samara, permitirá que la nave supere las velocidades de sondas más rápidas, llegar a los lugares más lejanos del sistema solar, ayudar a descubrir el origen de los cometas e incluso proporcionar electricidad a los futuros colonos de Marte, según RIA Novosti que se remite al servicio de prensa de la Universidad.
Esta nave espacial, a diferencia de otras, tendrá una estructura redonda, será inflable y podrá acelerar sin motores adicionales, afirma el profesor Román Kezerashvili, quien participa en este proyecto y es miembro de la Academia Internacional de Astronáutica y director del Centro de Física Teórica de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
La placa que cubre la parte media de esta nave espacial en forma de panecillo es una vela solar. Está recubierto de una sustancia especial que comenzará a evaporarse a medida que se acerque la luz del Sol, lo que le dará a la nave un impulso de aceleración de equivalente a la propulsión a chorro sin portar motores pesados.
“La duración de los vuelos a otras estrellas es enorme. La sonda espacial de alta velocidad Voyager 1 tardará 300 años en llegar a la nube de Oort. Nuestro velero podría alcanzarla en 20-30 años “, explicó la profesora Olga Stárinova, la directora del proyecto y colaboradora del Departamento de Ingeniería Espacial de la Universidad de Samara.
La Nube de Oort es una nube esférica de objetos transneptunianos [cualquier objeto del sistema solar cuya órbita se ubica más allá de la órbita de Neptuno] que se encuentra en los límites del sistema solar y que no ha podido ser observada directamente.
“Esto significa que nosotros o la próxima generación podremos obtener evidencias de la existencia de esta nube que presumiblemente genera todos los cometas, y estudiar lo que queda de la época de la formación del sistema solar, hace unos 4.600 millones de años”, explicó.