En el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, el Liverpool FC y el Tottenham Hotspurs disputan la final de la UEFA Champions League. Y el inicio no podría haber sido más electrizante, ya que al minuto de juego el árbitro Damir Skomina sancionó un penal a favor del equipo de Jürgen Klopp por una mano de Moussa Sissoko en el área que cortó un centro de Sadio Mané.
El futbolista egipcio Mohamed Salah transformó el penal en gol y tan solo en dos minutos de partidos los Reds ya estaban en ventaja. El cuadro dirigido por el argentino Mauricio Pochettino inició con el partido cuesta arriba ante el subcampeón de la Premier League.
Tras el gol tempranero de Salah, ambos equipos empezaron a ejecutar sus planes. Los Spurs intentaban atacar desplegando a sus laterales, Kieran Trippier y Danny Rose, y generando espacios en el centro con la movilidad de Dele Alli, Christian Eriksen y Heung-Min Son por detrás de Harry Kane, que volvía el equipo titular tras su lesión. En tanto, el equipo de Klopp apelaba al poderío del tridente Salah-Firmino-Mané, con el apoyo de los interiores, Wijnaldum y Henderson.