La capacidad de esos escualos para soportar ambientes con poco oxígeno y caminar sobre sus aletas les da una ventaja sobre sus presas, afirman los autores del descubrimiento.
El mar se llevó al joven cuando cayó desde unas rocas y lo devolvió unos días después, parcialmente devorado.
Los cuerpos de varias decenas de pequeños escualos estaban amontonados en una playa de Ciudad del Cabo. Se sospecha que fueron víctimas de los cazadores furtivos, que venden las aletas a restaurantes de lujo.
Los escualos se concentran de forma inusual frente a una central eléctrica situada en la la costa mediterránea de Israel.
El tiburón martillo es emblemático de Galápagos, Ecuador, y de hecho es parte del logo del Parque Nacional, donde aparece uno de sus ejemplares junto a una tortuga gigante